Son hermanos de la Cofradía que portan la carroza procesional al modo tradicional en Zaragoza, dado que la mayoría de los pasos disponen de ruedas.
Entre las labores de los portadores está preparar el Paso en vísperas del Domingo de Ramos, llevándolo a la Iglesia de Santa Isabel y procediendo a su limpieza, colocación de faldas, flores e iluminación, y tras la Semana Santa dejarlo en condiciones para el traslado al lugar donde se guarda el resto del año.
Durante las procesiones, el Paso es conducido mediante el esfuerzo de todos los portadores, que empujan en las diferentes barras, cinco a cada lado, dos de ellas móviles que accionan las ruedas delanteras para girar y son llevadas por los guías, y cuatro fijas, más la situada en la parte posterior. Las barras desde las que se empuja son consideradas como el lugar propio de cada hermano portador.
La forma de conducirlo tiene momentos relevantes en las procesiones, siendo los más notables, la salida de la Iglesia, la predicación y el regreso a Santa Isabel, en los que el Paso ocupa el centro de atención sincronizando su avance con los toques de tambores y carracas, para conseguir la máxima solemnidad.
El número de portadores ha oscilado entre a lo largo de los años entre trece y los quince actuales. Son dirigidos por un hermano cabecero, cuya misión es velar por el cuidado del Paso e imágenes.
Si hace unos años el auge de los tambores pareció dejar en segundo plano otras actividades, la de los portadores del Paso hoy está considerada como un honor. Se da la circunstancia de que sus miembros en conjunto tienen la mayor antigüedad en la Cofradía, casi todos llevan más de treinta de años. Entre los portadores están descendientes de los escultores del Paso, de hermanos fundadores o antiguos hermanos mayores.